viernes, 14 de mayo de 2010

Los Imponderables Humanos

Publicado por Notitarde, 29 abril 2010

Mientras más se sube en la escala social, cultural, política o deportiva mas se asume la impunidad ante las normas, la justificación de la mentira “piadosa” o derechos intocables, así lo señala un buen reportaje del Economist especialmente referido al fraude financiero y al sin fin de doping deportivo, a la corrupción de la justicia, pero igualmente aplicable a otros quehaceres. Indudablemente que la tragedia vivida por la familia Valero no solo ha expuesto el problema de la sociedad cómplice de la fama, sino la inmensa soledad de sus protagonistas. Fundamentalmente se ha desenmascarado la violencia domestica que alimenta el aprendizaje para la justificación de la fuerza y la sumisión como vía de sobrevivencia. La velación como héroe contrasta con la presencia de la madre y hermana de Jennifer demostrando que indudablemente las tragedias humanas son infinitamente complejas, difícilmente de aplicar blancos y negros. En donde la prevención institucional y los límites que la misma sociedad imponga son necesarios a la convivencia. Las leyes son letra muerta si no nos esforzamos por exigirlas y cumplirlas muchas veces con sanciones morales.

El reciente aumento salarial intempestivo a la instancia militar cuando tenemos la inmensa familia trabajadora con salario mínimo, desempleo creciente, confiscación y cierre de empresas pareciera obedecer a la esa impunidad y justificación de arbitraria de la fuerza del poder y la necesidad de adhesiones para mantenerlo. La complejidad humana no asegura lealtades incondicionales fruto de la sumisión, tal vez recordando aquello de que “música paga no suena”

Probablemente estas mismas decisiones goteaditas las veremos ante la crisis laboral en Guayana y en la costa oriental del Lago, con el fin de apagar incendios y tempestades. Y sin embargo el país se endeuda a futuro, se destruye la capacidad productiva y de cohesión social cuya única referencia serian los “caprichos del emperador”.

El esfuerzo de unidad demostrado con paciencia y objetivos claros de reconciliación al margen de la imposición de la fuerza, ha sido titánico. El peñasco fundamental ha sido asumir que hay futuro, si se establecen reglas de diálogo y consenso que sean respetadas. Difícil pero no imposible como se está demostrando. Difícil porque hay tradiciones de poder que se sienten con derecho a imponer. No imposible porque la reciente consulta demostró lo efímero de ciertos mitos. La institucionalidad emergente de la mesa de la unidad asumida por quienes creen en reglas de juego y con persuasión camina paso a paso, requiere que dejemos de lado la plañidera de lo que nos gusta o nos disgusta, del temor a los atajos que sabemos que el autoritarismo va a pelear y anticipemos la fuerza de la acción colectiva que enfrente profecías agoreras desmoralizantes.

Recordemos aquello “la realidad se escribe con líneas torcidas”.

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